La finalidad del perfume es clara: transformar la famosa rosa de Grasse, símbolo de voluptuosidad y feminidad incondicional, en una fragancia decididamente viril que pueda llevar cualquier persona...
El resultado es modélico en su género: la alternancia de la feminidad y la masculinidad de la rosa Centifolia, rápidamente secundada por un coro de notas cálidas, especiadas y amaderadas como el comino, el olbano, el cedro y un toque de ámbar... En el fondo, la sensualidad declarada de la madera de Gaïac y del cistus, resaltada por notas claramente almizcladas, confieren a este perfume una inquietante sensación de misterio.